Mi Realidad de Tinta: Algo parecido al verdadero amor (Cristina Petit)

Algo parecido al verdadero amor (Cristina Petit)

Algo parecido al verdadero amor, Cristina Petit

Qualcosa che somiglia al vero amore Único
Roca 2016 256 págs.
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Clémentine vive en París, en un espléndido departamento con vista a la ciudad y a sus tejados. Es una chica joven, alegre y afortunada, con un trabajo que adora: leer libros a niños con dificultades, ayudándolos a que superen sus miedos a través de la terapia de las palabras.

Albert Séraphin es un joven escritor quien, después de haberse cruzado con Clémentine por la calle y quedarse deslumbrado por ella, la convierte en la protagonista de su novela. Al publicar este libro, titulado Fábula en París, pasa a ser rápidamente un best seller, ya que el público se enamora locamente porque está escrito desde el corazón. Clémentine también lo leerá y al pasar la última página sentirá la extraña sensación de que esta historia tiene algo de premonitorio. Hay algo que transmite el libro que parece pertenecerle solo a ella...

Clémentine descubrirá que el mejor regalo que un libro puede ofrecer es su capacidad para unir a las personas y que estos a veces son el salvoconducto para poder llegar a algo parecido al verdadero amor.
 
París, libros, romance, una sinopsis que recuerda a Amelie y un título y portada para acompañar todo lo anterior. No es de sorprender que llamara mi atención desde la primera vez que leí sobre él, puedo adelantar que la historia es muy muuuy bonita, de esas que rebosan positividad e intentan destacar con colores neón lo bueno de la vida, pero mi lado más cínico le ha encontrado varios peros que si bien no restan lo mucho que me gustó el libro, sí me impiden amarlo tanto como lo han hecho otros lectores.

—¿Qué puede haber más bonito que esperar a alguien?
—¿Tenerlo al lado?

Clémentine -la protagonista- llega a vivir al apartamento de sus sueños en París luego de que una tía a la nunca conoció falleciera, y se lo dejara como herencia. Tiene todo lo que siempre soñó, incluídas estanterías donde acomodar sus cientos de libros y una terraza desde donde puede observar la parte menos turística —aunque igual de pintoresca— de la ciudad que ama. Su nuevo hogar no sólo viene con un montón de paraguas multicolores sin dueño, sino también con un portero —Héctor— que ama cuidar del jardín y tiene una sabiduría casi al nivel del maestro Yoda, y una familia prácticamente mágica que la invita a tomar el té todos los miércoles luego de convertirse, instantáneamente, en la mejor amiga del hijo menor.
 
Clementine es psicóloga y está trabajando en una nueva idea: utilizar los libros como método terapéutico para los niños. Ella los ama desde siempre gracias a su padre, fueron de ayuda durante sus propios momentos difíciles, y casi en cada capítulo podemos sentir el amir que siente hacia las personas de papel y la conexión que crea con sus autores. Su vida amorosa no está su en su punto óptimo, pero su personalidad luminosa y energética provoca que todos quienes la conozcan se sientan atraídos a su forma de ser. Es ella, su persona, la que cambia un momento, atrae momentos mágicos, une al resto e incluso inspira historias.
 
Albert la vio de prisa un día, sujentando un paraguas de colores. El flechazo fue instantáneo, al igual que el momento de su desapación. Desde entonces recorre las calles intentando captar otro destello de ella y sus zapatos rojos. Mientras tanto decide que una forma de tenerla junto a él, de hacerla mas real es escribir su historia, que titula "Fábula en París" y se convierte rápidamente en un Best Seller del que todo el mundo ha oído al menos mencionar. Clémentine también conoce el libro, gracias a su mejor amigo, y aunque siente muy en su interior una chispa de reconocimiento por la linda historia y el romance que envuelve, no termina de hacer la conexión. 

Fue allí donde la vi por primera vez, agarrada a un paraguas para no salir volando. Yo estaba en el coche, contemplando el apocalipsis, y la vi resistiéndosele. Quería detenerme, pero el semáforo se puso en verde, y no tuve el valor de parar para conocer a la mujer de mi vida.

Mezclada con la narración de la vida de Clementine y sus amigos, nos vamos encontrando con la voz de Albert en fragmentos de su libro y las cosas que suceden en su vida, pero no son las suficientes intervenciones para lograr conocerlo por completo por lo que siempre vas quedando con ganas de más. Y HE AHÍ MI PRINCIPAL PROBLEMA CON EL LIBRO. Nunca se me fueron las ganas de más: personajes más reales (entiendo que el mensaje sea alegría, equilibrio, amistad, amor y cumbayá, pero dejando de lado a Delphine -la adolescente con problemas típicos de la edad- todos parecían ser caricaturescamente más buenos que el pan integral), un París más real (tenía todo para ser un personaje más, pero todo parece transcurrir dentro del mismo edificio), problemas y soluciones más reales (la psicología infantil es terriblemente compleja y siento que se aborda de forma tan ligera, que las reacciones y cambios de todos son tan rápidas que le quita el margen de realidad a lo que está sucediendo).

¿Ven? Les dije que mi lado cínico no me permitió disfrutarlo por completo. Para ser sincera el libro está lleno de frases bonitas que marqué, pero hacen que el texto sea poco órganico. Nadie piensa todo el día —ni se expresa siempre de la forma— en que lo hacen estos personajes. Sí, el abordaje y reflexiones que expresa sobre la vida, la lectura, la amistad y amor son maravillosos. Esa sensación de sentirte bien al cerrar por última vez el libro no se encuentra siempre. La narración es simple y sencilla de seguir —además con 250+ páginas no es que sea demasiado largo tampoco— pero siento que hubo un buen resto de potencial que se escurrió entre frases demasiado estructuradas.

Por supuesto, dejando de lado a mi otra mitad, esas mismas reflexiones y sencillez de la trama y personajes fueron lo que más me gustó de la historia. Sentirla fantástica pero a la vez no. Ver la importancia de los niños en la vida de la protagonista y todo lo que le entregan. Ser testigo de cómo una sola persona puede cambiar tantas cosas en el resto. Cómo las cosas buenas atraen cosas buenas. Algo parecido al verdadero amor tiene en realidad poco de romance como tal, pero sí un montón de amor en todas las otras formas que podamos encontrar, incluído el amor a los libros.
 
Creo que el problema del mundo consiste en que la gente no quiere cambiar de ideas; se quedan anclados a una opinión y la defienden por principio. Hay pocos valores importantes que no pueden cambiar, pero la verdad es que los restantes son modificables. Si fuéramos capaces de aceptar el cambio de cualquier cosa con alegría, creo que seríamos más felices.

Gracias a Penguin Random House por el ejemplar

Edición original

Qualcosa che somiglia al vero amore 

Mi meta de hoy ha sido cumplida y ahora puedo irme a maratonear Stranger Things con tranquilidad (lo sé, I'm late to the party!)

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